Thursday, October 24, 2013

Persistencia

A la costa arribó una balsa conducida por un flaco, barbudo y andrajoso navegante. Un grupo de bañistas fue a su encuentro. Les pidió a gritos agua y alimentos. Recibió más de lo que podía consumir en un día, pero no comió ni bebió nada. En lugar de eso, apiló todos los donativos en su humilde nave y, para desconcierto de la multitud, dejó que se lo tragara el mismo horizonte que lo había traído.

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